Nada dura
Por Claude É Mon Cannizzo – abril 2020
“¡Nada dura, ni las cosas buenas ni las malas!”
Un poema del Maestro Dogen para reflexionar sobre la situación actual:
Las flores en primavera,
el cuco en verano,
la luna en otoño,
la nieve en invierno, clara y frÍa.
El contenido de este poema es, por así decirlo, totalmente obvio. Sin embargo, al leerlo, podemos comprender el significado profundo de su contenido, abrirnos a sus evidencias tal como éstas se expresan y reconocer su profundidad, ¿realmente lo estamos haciendo? ...
"Impermanencia"... Esta palabra que expresa el principio de que nada es inmutable, es el marco invisible que lo compone. Porque de todas las cosas expresadas en este poema, ninguna es eterna.
Siempre que la palabra "impermanencia" resuena en nuestros oídos, podemos experimentar un sentimiento de melancolía, tristeza o incluso soledad. Tendemos a creer que medimos su significado, que lo entendemos como debe ser. Pero a pesar de todo, inconscientemente o no somos torturados por nuestra necesidad de que las cosas permanezcan como están. Que sean permanentes.
Pero la realidad es que, por un lado, no aceptamos que las circunstancias o cosas a las que estamos apegados puedan cambiar o cesar. (En este momento, por ejemplo, estar privados de nuestra "libertad" limitada por el confinamiento.) Y por otro lado, esperamos ansiosamente que las cosas o las circunstancias cambien o cesen dependiendo del rechazo que ellas nos causen. (Esperando con ansias nuestra forma de vida antes del confinamiento).
En la vida, tampoco nada es igual durante mucho tiempo. Todo vuelve o retorna a su origen, como el agua que fluye más o menos suavemente (como la vida) según el terreno y continúa su camino hacia el océano. Esta imagen es una invitación a vivir nuestra vida con fuerza, teniendo siempre presente la inevitable realidad de esta impermanencia que la compone.
Venir al mundo es una oportunidad única para realizar la naturaleza del Buda (el Despierto) No perder el tiempo es dar gracias por la vida. Simplemente porque cada momento es importante y pasa tan rápido como tardó en presentarse...
Las flores en primavera,
el cuco en verano,
la luna en otoño,
la nieve en invierno, clara y frÍa.
¡Un chasquido de dedos y todo ha terminado!
Lo que podemos retener de este poema es que su autor también agradece el paso del tiempo. No por arrepentimiento, sino por gratitud por la vida, le da las gracias por todas las oportunidades que nos brinda para despertarnos. Esta dimensión profundamente humana y ordinaria procedente de Dogen Zenji es la expresión de una gran humildad frente a la realidad fundamental de la vida. Y eso también es maravilloso.
N.B. Como en estas publicaciones no me dirijo solo a lectores conocedores del vocabulario zen o budista, aclaro que, en el budismo, “Buda” o “estar despierto” significa: ver la vida en su realidad más profunda, más allá de la dualidad, más allá de la visión ordinaria del ego.
Cuidaros, permaneced en casa.
AD_Dojozen Genjo Pamplona-Iruña
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